sábado, enero 13, 2007

POESÍA PLA


Disfruten las negritas. Si eso no es poesía, nos vamos a las manos.
EL GALLO EDUARDO MONTENEGRO
Los pajaritos cantan,
las nubes se levantan.
Las gallinas ponedoras,
en vez de poner huevos,
consuelan a un gallito desolado,
pues como cada mañana,
cuando fue a anunciar el día,
el gallo se quedó sin habla,
la voz no le salía.
Tenía una afonía y ni cacarear podía,
por mucho que abriera el pico no le salía ni pío. ¿Cómo iba a empezar el día si su canto no se oía? Estaba convencido que el mundo se acabaría.
Así que San se acabó,
el sol sólo saldrá el día en que las gallinas se pongan a mear.
Presta atención a lo que este gallo afónico te quisiera decir...
"kikirikikí..."
Los pajaritos cantan,
las nubes se levantan,
y el mundo gira, gira y gira,
y el sol brilla, brilla y brilla.
Creer que se detendría
porque un gallo padeciera una afonía,
eso era una tontería.
Como esa que algunos hombres creen que viven eternamente,
que su alma sube al cielo aunque su cuerpo haya muerto.
¡Como si en el firmamento hubiera sitio para tantos!
San se acabó.
Lo único que sube al cielo son los pedos que se tiran los gusanos cuando comen sus despojos.
Parecía el patito feo abandonando el gallinero,
le despedían con pañuelos llorando sus gallinas.
Sin rumbo ni norte alguno y errando se fue el gallo,
hasta que un día muy cansado se paró a dormir un poco.
Era el reposo del guerrero.
Y en un bosque encantado,
bajo un roble milenario, "no hay futuro", dijo el sabio,
siguió preguntando en vano:
¿Quién puñeta fue primero? ¿Fue la gallina o fue el huevo?
San se acabó.
Y el amanecer llegó y no se oyó cantar un gallo,
ese día tan absurdo lo estaba anunciando un búho.
Presta atención a lo que un burro cualquiera opinaría sobre esta absurda cuestión...
"ay ay ay ay..."
Los pajaritos callan, y es que era un búho que no cantaba.
"Hola gallo", dijo el búho,
"esto es un bosque encantado, soy el bicho que buscabas, yo soy quien despierta al sol cada mañana,
al lobo vegetariano y al león republicano, y a todos los bichos raros.
Soy un búho, yo soy brujo, ¿te has fijado que cursi es la moraleja del cuento de la lechera?
Aquí nada es como parece, aquí uno no nace, aqui uno se hace sin que nadie te lo mande sólo se hace lo que place.
¡Atrévete si quieres a no hacer nunca lo que debes!"
San se acabó.
Aquí hay gallo encerrado,
¿donde está el cuarto pié del gato?
Más vale pregunta en mano que cien respuestas volando.
Presta atención, yo sé cómo arreglar el mundo,
ruego un poco de silencio, lo diré bien fuerte y claro,
¡pero sólo una vez!
Yo cantaré así o así o asá,
como a mí me dé la gana cantar.
Los pajaritos cantan, las nubes se levantan.
¿En verdad quién fue primero? ¿La tortuga o el conejo?
¿Existe realmente una gallina que ponga los huevos de oro?
Érase una vez un gallo que sabía el final del cuento,
que fueron muy felices, que comieron perdices.
A mí me importa un pito si el mundo funciona a pilas, con butano o gasolina.
Es doloroso ser sabio y descubrir la sopa de ajo.
Apartó un árbol enorme y por fin pudo ver el bosque.
Y yo lo que quiero es largarme con la música a otra parte.
San se acabó. Los músicos de bremen han sido asesinados.
El burro, el perro, el gato y el cádaver del gallo aún nadie lo ha encontrado.
Presta atención,
¿sabes tú qué pasaría si el viento y el agua y todas las cosas transparentes de repente tuvieran color...?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ME CAIGO Y ME LEVANTO, VIEJO.
TODAS MIS IDEAS DEJARON DE CANTAR.
ME MATÓ, COMO AL GALLITO.

EL COLECCIONISTA

Anónimo dijo...

Al principio, de lejos, pensé q era un cactus.

Pero no.


Era un gallo.