viernes, abril 29, 2011

El Mag(netto) Combo: Alfonsín, Michetti, Macri y De Narváez







Los tiempos vertiginosos de la política nacional, particularmente en ese campo enorme y gaseoso llamado "oposición", arrojan sorprendentes resultados que pueden modificarse al otro día. Muchas son las razones de tal fenómeno, gracias a un sistema político de partidos destrozado y con un oficialismo que sin prisa pero sin pausa avanza y consolida su proyecto aunque este sea in extremis heterogéneo, contradictorio. Pero sin dudas el factor mediático que tiene a Clarín como vanguardia en la defensa de los intereses del capital concentrado y principal opositor real al Gobierno, condiciona a todos los actores que pretenden derrotar al kirchnerismo en las urnas. Y, la verdad, es muy triste ver a dirigentes correr detrás de Magnetto, recibir retos como si fueran chicos bobos. Patético más que triste. Eso no es malo para ellos solos -en definitiva es su problema si lo toleran- sino que perjudica gravemente al sistema democrático.

El contador-arquitecto de calle Tacuarí asomó hoy sus nuevas cartas respaldado por su socio La Nación: dan por hecho que gran parte del fichero se acomodó gracias a que Ricardo Alfonsín es, hasta el momento, el único candidato opositor consagrado. Blanck, por caso, se encargó de presentarlo como un tipo más pragmático, con auténtica ambición de poder. El diputado de Chascomús, de acuerdo a sus últimas apariciones mediáticas exprimidas por los diarios con ímpetu, se mostró dialoguista, flexible y desprejuiciado ideológicamente, pero lo hizo desde un lugar de extrema debilidad conceptual, gambeteando entre baldosas flojas en día lluvioso. Sus coqueteos con De Narváez en provincia y Macri en Capital -dijo que su candidatura nacional está en "stand by"- la palada de tierra final sobre el mentado hasta el hartazgo "frente progresista" que el radicalismo elucubraba con Binner, Stolbizer y otros sectores. De esta manera, además, se derrumba la propia retórica de un Alfonsín socialdemócrata alla uruguaya respecto a las coincidencias programáticas: difícil imaginar una política de seguridad progresista en una gobernación del ex dueño de Casa Tía como así también una cosmovisión respecto al rol del Estado en la economía por parte del macrismo y la derecha liberal que se declama peronista.


Astuto, Magnetto ya tiene el combo armado sin siquiera mencionar la palabra "alianza", que tantas reminiscencias negativas despierta en gran parte de la población. Alfonsín junto a Gabriela Michetti es la gran aspiración como fórmula presidencial, con Macri en la CABA y De Narváez en Buenos Aires en formato de "lista de adhesión". Es inteligente la maniobra, viendo los recursos humanos disponibles en el mercado (?). "Gaby" completa todo el formulario: se define de centroizquierda (?), es el rostro humano del PRO, viene del radicalismo, se lleva de perlas con Sanz, opera para Bergoglio...Mejor imposible.Todo cambiaría, claro, si Macri decide lanzarse a la pelea de fondo, pero parece, por lo que se puede leer del escenario, que se encuentra cercado por las circunstacias: a) Puede el PRO perder CABA; b) Dividiría el voto duro anti K; c) Las internas dadaístas de Duhalde-El Alberto que le servirían como apoyo y "estructura en las provincias" (?).


Ahora la papa caliente la tiene el radicalismo. Aniquilado finalmente cualquier atisbo concreto de progresismo, reservado para la retórica y la sanata mediática, con este movimiento Cobos-Sanz como dirigentes quedan satisfechos pero es una incógnita saber qué pasará desde las líneas intermedias hasta los concejales de los pueblos más recónditos. En principio la estampida de una veintena de intendentes cordobeses hace pocos días sumado a las rupturas partidarias de Neuquén y Río Negro, no parecería ser muy alentador para los boinas blancas. Es más, arriesgo una hipótesis: de someterse a los designios de Magnetto tal como están ahora me da la impresión que la UCR autodestruirá todo lo que pudo reconstruir desde la 125 a la fecha, pasando por la muerte de Raúl Alfonsín y su puesta en valor en tanto relato institucional-republicano-progresista, para retomar los niveles de adhesión post 2001.


En el corto y mediano plazo se desnudará la verdad de la milanesa. Quedan flotando otras incógnitas, de mínima incidencia real pero con anclaje mediático fuerte:  qué harán Carrió, Duhalde, Rodríguez Saá y Felipe Solá. Una cosa más, en voz baja, despacito y sin levantar la perdiz: si yo fuera Binner me lanzaría el fin de semana mismo con Juez en Córdoba, Pino en Capital y Stolbizer en provincia para conformar una alternativa al oficialismo y a una oposición claramente de derecha, aumentar la representatividad en las cámaras, fortalecer los poderes locales...En fin, calculo que Lozano y el Tano deben rogar por lo mismo

El puzzle de Proyecto Sur: Lozano y De Gennaro, los verdaderos ganadores



La confirmación de la candidatura del hombre franquicia de Proyecto Sur, Pino Solanas, generó un tembladeral puertas adentro de esa fuerza política. Es un cambio extremo que obliga a muchos replanteos, y sobre todo, a nuevos cálculos en la ingeniería electoral.

PS tiene dos alternativas de movida: mantenerse como una fuerza opcional al bipartidismo o ser furgón de cola de algún frente de dudosa –pero siempre invocada- pureza ideológica. Aunque, como se sabe, todo es un tanto más complejo de lo que se presume.

En primer término, porque tal determinación todavía no está cerrada debido a las dudas que brotan sobre potenciales aliados, como también las operaciones propias lanzadas desde el espacio para inclinar la balanza hacia uno u otro sector. En segundo lugar, es indudable que la atomización de lo que fue el Frente Cívico y Social (ARI-CC-Socialismo-UCR-GEN) colaboró al embrete general, que roza al partido de Solanas.

Ante la negativa rotunda para conformar un lugar común con los radicales como punta de lanza de un eventual “frente progresista” –y éstos a su vez, cada vez más cerca de expresiones derechosas como lo que fue UniónPRO-,
 la vela encendida a nivel nacional apunta a San Binner. El santafesino, todavía de futuro incierto, puede salir fortalecido si se impone en la interna de su “frente progresista” provincial que comparte con radicales, y es bastante probable –je- que rechace de plano algún tipo de alianza con el macrismo y De Narváez. Por ende, Pino y sus muchachos aspiran a que el mandamás de la provincia de la bota sea el candidato a presidente. En Córdoba, en tanto, la segura buena performance de Luís Juez le daría aire a la movida en el interior, ese de baja calificación.

Los enroques, sin embargo, se complejizan en la Capital. Hace un tiempo, bromeábamos que se intuía un movimiento detrás de PS en la pelea por los cargos. Pareciera que, fuera de joda, tan errados no estuvimos. Como se dijo, al bajar Pino, el gran ganador automático del espacio es Claudio Lozano, que tendrá vía libre para encabezar la lista a diputados nacionales por la CABA: se vence su mandato a fin de año y como aspirante a suceder a Macri contaba con números tan pobres como lo del Gimnasia de Cappa.

Los guarismos que el grueso de las encuestas arroja respecto a PS, medianamente coinciden en que con suerte conservarán poco más de la mitad de los votos que obtuvieron en 2009, cuando el escenario político –local y nacional- era radicalmente diferente al actual. Recordemos que aquella vez el pinismo superó con holgura los 400 mil votos. Por otro lado, el macrismo se ubica como primera minoría con alrededor del 30% mientras que el FpV duplicaría los sufragios obtenidos hace dos años. ¿Y el reparto de las bancas? Ahí es donde la cosa se pone más áspera. Quienes hoy representan a PS en el parlamento por la Capital hasta el 10 de diciembre, amén de su procedencia, son el ya mencionado Lozano y el ecologista Miguel Bonasso. Con los números que se bajaran y un kirchnerismo en alza, uno de los dos lugares corre serios riesgos. A esos casi seguros nombres se suma el de Humberto Tumini, que ya empapeló Buenos Aires a velocidad crucero. Y no habría que descartar a Graciela Ocaña, mencionada como presunta vice de Pino, pero…

Hay otro elemento imposible de obviar en esta campaña porteña y es el rol de los medios, en particular del aparato Clarín, que urgente deberá modificar sus planes si es que Macri intenta refugiarse en la CABA. El plan inicial de enaltecer a PS para esmerilar votos K, con la seguridad de que el hijo de Don Franco le disputaría el sillón de Rivadavia a Cristina, se deshizo casi en su totalidad (al menos hasta que Macri no confirme si se baja o no de la presidencial). Pino gozó con el automático favoritismo del Grupo, a punto tal que ya parecía parte del mobiliario de los estudios de la programación entera de TN. Los tiempos cambiaron y el contador Magnetto apoyará abiertamente a uno de los dos candidatos anti K con posibilidades más o menos ciertas. Si Macri, repito, decide reelegir, Solanas quedará marginado de los mimos de antaño: Clarín no va a ser tan tonto para dividir el voto opositor al Gobierno nacional en Capital, ya que una derrota a mitad de año en un bastión del gorilismo generaría un desbande opositor aún mayor.

Sin miedo a pisar la banquina, este esquema también le suma un gran interrogante a Pino ya que los ejes de trabajo con los que viene delineando agenda propia (Gioja, Barrick, trenes y petróleo) ya no son. A eso, sumémosle que, si quiere ganar la ciudad, debe mostrar un modelo alternativo al macrista en tanto críticas a la gestión como así también en propuestas superadoras. En lo mediático le resultará complicado consolidar un lugar asiduo porque tanto Clarín como aquellos vinculados al kirchnerismo harán su juego. Respecto a las plataformas, permítanme dudar que tengan una esbozada.


Otro croquis escabroso es el de Provincia, donde tampoco el marco de alianzas está esclarecido. La reaparición en la escena política de Víctor De Gennaro marca la cancha y le agrega otros condimentos al guiso. Si Margarita Stolbizer en un eventual acuerdo con Binner en Nación y Pino en Buenos Aires decide enfrentar a Daniel Scioli, también se achica la representatividad de los lugares a ocupar en Diputados. En ese caso, es casi imposible que el “Tano” no vaya como número uno. Queda entonces la gran incógnita sobre los futuros de Victoria Donda (que ingresó por el FpV en 2007) y del ex lilito Eduardo Macaluse, habida cuenta que hoy por hoy su competidor, digamos, del centroizquierda, como Nuevo Encuentro de Martín Sabbatella obtendría más votos. Y no habría que dejar de lado un detalle: un sector de Libres del Sur (cercano a Jorge Ceballos) se inclinaría con retomar los contactos con la lista de adhesión kirchnerista.

De acuerdo a las jugadas que Solanas y su gente han efectuado este último año y medio, la orfandad de liderazgos, la voracidad por el drugstore legislativo que cotiza en bolsa y la nula construcción política auténtica, daría la impresión que si director cinematográfico no accediera nuevamente a una banca nacional, Proyecto Sur así como está, pasará a ser un mero recuerdo. ¿Qué surgirá luego? Difícil saberlo, aunque Lozano y De Gennaro creo que tienen algunas aproximaciones.

sábado, abril 09, 2011

Es otra cosa


-Ah, bueh. Apareció el tipo... ¿Quince días ya pasaron? Disparó desde atrás de la registradora el hijo del dueño de la carnicería, un gordo extra large al cuadrado, rosado como un cerdo, rubión, íntegramente vestido de blanco. El destinatario de la frase era un muchachote alto, musculoso, ultra bronceado. Llevaba puestas unas Nike para astronautas con zoquetes inmaculados que apenas le acariciaban los tobillos, una bermuda de jean hasta las rodillas, remera azul bien ajustada y unos anteojos de sol que parecían antiparras. Acababa de entrar al local.

-Dieciocho días, no quince.
-A la miércoles. ¿Y? ¿Qué tal estuvo?
-Naa, na sabés. Una cosa de locos. De-lo-cos. Es otra cosa, otra cosa.
-Ja, me imagino. Che, ¿no te lo cruzaste a Fort?
-Callate, que la mogólica de Claudia se quiso sacar una foto con el celular. Pará la moto, le dije. Con ese puto ni en pedo.
-¿Y qué tiene que ver que sea puto? Si quiere…
-Ni a palos, tomatela. Lo que sí, no sabés lo que es el chabón. Es petizo, pero es el doble mío de lo ancho. Una mole…Ah, y no sabés en qué nave andaba.
-¿En el Rolls Royce?
-No, no. Era un Lamborghini, creo. Ojo, igual, está lleno de esos coches. Por todos lados hay. Lamborga, Alfa, Camaro. Vi como 10 Ferrari. Es todo como una película.

El gordo escuchaba sosteniendo una risa babeante y cobrándole a los demás clientes de manera automática sin prestarles mayor atención. Sus ojos azules estaban extasiados, fuera de órbita.
Se abrió la puerta de vidrio del local al compás de una melodía insoportable provocada por una campana que avisa el ingreso de alguien al lugar. El carnicero cajero parecía volver a la Tierra por un segundo. La ve. Es una flaca de considerable altura también bronceada hasta el hígado que calza muy bien un mini short de lycra negro y una remera deportiva con ciertas transparencias producto del sudor. Abraza al muchacho de look veraniego. Lo besa. Ambos le muestran a su interlocutor los anillos de casado. Ella, en la mano izquierda, sostiene un Gatorade del color de la nafta súper.
Del otro lado del mostrador, el rubio le pregunta, otra vez retomando la expresión alucinada que sostuvo durante la conversa con el musculoso, qué tal las cosas en el viaje. Ella infló el pecho y con un elevado tono grave de vos y cierta solemnidad atinó a decir lo mismo que su compañero: Es otra cosa.
-Hay otro respeto, otra forma de vivir –continuó enfática-. El tránsito, la limpieza, las playas. ¡Los precios! Todo más barato que acá. Todo, eh. Comíamos por 20 dólares en cada lugar, que ni te cuento…

Detrás de una Olivetti que parecía soviética, mientras repartía el vuelto a cada uno de las personas que dejaba el local, el carniza seguía mirando esa nada boba sin soltar palabra. Sólo escuchando y tal vez imaginando ese paraíso terrenal descrito por el novel matrimonio.

-Decí que uno tiene todo acá, porque sino…Igual, la re pensamos…
-Totalmente. Yo a él se lo dije un montón de veces…
-Lo que pasa es que no estás en Villa Elisa…
-Y la familia, los amigos…Yo tengo un grupo de amigas de la época del secundario, no es fácil.
-Te juro que un par de veces la vacilé. Chau, vendo todo allá y nos caemos. Estuvimos con un par de argentinos que la recontra hicieron.
-Es otra cosa de verdad. No es esto… -dijo la mina mientras señalaba con desdén la pantalla de Crónica que reflejaba un intento de a un posible violador, en algún recoveco del segundo cordón del Conurbano.
-Bueno, Juanca, ¿qué te debo?
-158 pesos, chicos.
-Servite. Le pagó con dos billetes de 100. El gordo le dio el vuelto. El grandote agarró la bolsa con carne con la mano izquierda mientras que con el otro brazo envolvía a su mujer.
-Chau, gente, que la pasen lindo.
-Chau, chicos. Después pásenme algunas fotos, che.
-Si, en la semana paso. Buenos días. El grueso de los clientes devolvió el saludo casi como un murmullo colectivo. El carnicero cajero borró de un plumazo la expresión que mantenía ante el relato de la pareja de tostados. Con una cara de culo monumental, resopló como un toro y se acomodó detrás de la caja.
-¿Quién sigue?


jueves, abril 07, 2011

"El incendio y las vísperas" de Beatriz Guido y el odio gorila



Así como la gente que sabe dice que las novelas melodramáticas decimonónicas de Latinoamérica son fundacionales en tanto textos que desde una historia de amor puntual entretejen toda una alegoría del destino nacional. Así lo fue Amalia de Mármol sobre el rosismo, o María de Isaacs acerca de la relación entre un terrateniente y una joven inmigrante de origen judío, de acuerdo al autor.

Durante el peronismo, claro, Juan Domingo y María Eva enaltecieron su matrimonio, encarnando así el destino nacional. Pero, después del ’55, esos postulados fueron invertidos, destrozados, rearmados. Ahí aparece El incendio y las vísperas (1965) de Beatriz Guido, "donde la utopía se halla en la unión de la oligarquía cosmopolita y europeizada con la clase media baja urbana con filiaciones anarquistas.

El affaire  amoroso central ocurre entre Inés Pradere, heredera de una familia aristocrática en desgracia durante el peronismo, y Pablo Alcobendas, estudiante ateo, descendiente del militante ácrata Severino Di Giovanni y admirador de José Ingenieros, que se hace amigo del hermano de Inés antes de conocerla. La sola mención del nombre Pradera “le producía (a Pablo) la sensación de que estaba trabajando para los dueños del país, los dueños de la tierra”.

La clase baja se corporiza en la insolente criada Anatola Báez, que “revive segura de su poder, sedienta por humillarlos, imponente en su fealdad, sin edad, sin formas”; “sabedora de todos los secretos”  de la estirpe, se alimenta de “rencores y de sombras”.Es una figura temida que produce la inversión de los roles sociales: es ella la que manda ahora, no Alejandro Pradere, el patriarca (…) quien debe rebajarse a rogarle que le sirva y Anatola advierte a “los demás que se vayan preparando”. En cierto sentido, Anatola encabeza la rebelión de los sirvientes. Su insolencia es el índice de la revulsión social.

El funcionamiento de la cadena sinecdóquica familia-clase-nación es alterado por la irrupción del peronismo (…) Descendientes de los triunfadores de Caseros, los Pradera son la familia oligárquica por excelencia, emblema del avatar liberal del país, que ha dejado (o ha sido obligada a dejar) su antiguo rol fundacional; otra clase la ha reemplazado, y el responsable de su promoción es el peronismo.

El odio al “tirano” es el aspecto ideológico en el que el anarquismo y la izquierda parecen coincidir con la oligarquía conservadora vacuna. Gracias a esta posibilidad de conciliación nacional, un anarquista y un “niño bien” de Barrio Norte aúnan fines y objetivos para “destruir un régimen, deponer un gobierno”. Además de ser el factor emulsionante del acuerdo entre la izquierda y la derecha, el peronismo cumple la función de catalizar el lazo fundacional entre la clase alta con la clase media baja (…) Inés y el estudiante se conocen cuando éste es conducido a la residencia de los Pradera para recuperarse de una herida sufrida durante el rescate de dos compañeros presos. El origen del idilio radica, entonces, en al resistencia clandestina en contra de Perón.

(…) Al final, la policía atrapa a Pablo Alcobendas y lo somete a torturas por sus actividades subversivas. Es violado por un sujeto apodado “Banano”; aislado de su celda, siente que “era Perón quien entraba en ese cuarto”. Luego, se “ensañan con su sexo” y terminan castrándolo en un momento que (…) remite a El Matadero de Echeverría y a la Fiesta del Monstruo de Borges y Bioy. Los malos son quienes impiden la armonía de los amantes.

La condena ética y política del movimiento peronista pasa entonces por la estética; el peronismo es la antiestética, el mal gusto y encarna todo aquello que está en contra de los valores clásicos de la belleza y cultura occidental (…)  Por eso, la casa de verano es expropiada, la estatua es destruida y el edificio del Jockey sucumbe a las llamas.


*Texto extraído, recortado, seleccionado y manipulado impunemente por este servidor. Pertenece a Luís Alfredo Intersimone, en "Políticas del sentimiento. El peronismo y la construcción de la Argentina moderna". Prometeo, Buenos Aires, 2010.

viernes, abril 01, 2011

Los senderos de Walsh





Releyendo tras varios años “Operación Masacre” en su edición que creo es la más nueva, la trigésima tercera de 2007 de De la Flor, me topé con material que no recuerdo haber estudiado antes. Y bueno, viejo, realicé muchos méritos para tal genocidio neuronal. Vuelvo. En este librito que adquirí hace días nomás descubrí en la sección “Apéndices” que figura al final de la investigación, las diferentes introducciones y epílogos de distintas ediciones.
Lo jugoso del asunto radica en las propias palabras de Walsh sobre su cosmovisión en los diferentes tramos de la historia que va de la caída de Perón hasta Lanusse, que incluye el periodismo, la política en general, el peronismo, los golpes de Estado, las tropelías institucionales tan usuales en esos años. Allí, uno puede percibir a un autor que con enorme honestidad intelectual y valentía no tiene prurito alguno para confesar su odio al justicialismo, su adscripción a la llamada Libertadora y cómo interpretaba el trabajo periodístico (“oficio”). Luego, como deshojando una margarita, van apareciendo nuevos elementos, nuevos giros que complejizan todo un periodo de la historia signado por la sangre, la prohibición y el odio de clase, hasta finalmente llegar al Walsh de los años últimos, abiertamente peronista y militante.
Un aspecto que me parece sobresaliente: Walsh interpretó, como tantos otros, que el peronismo-antiperonismo representa como nada la lucha de clases en la Argentina.
No sigo más, léanlo a él que escribe un poquito mejor que yo (?). A propósito: seleccioné los fragmentos -textuales- que considero más ricos para este fin.


INTRODUCCIÓN A LA 1ERA EDICIÓN DE 1957


Como periodista, no me interesa demasiado la política. Para mí fue una elección forzosa., aunque no me arrepiento de ella”

Suspicacias que preveo me obligan a declarar que no soy peronista, no lo he sido ni tengo la intención de hacerlo. Si lo fuese, lo diría.  (…) Tampoco soy ya un partidario de la revolución que –como tantos- creí libertadora.

Sé perfectamente, sin embargo, que bajo el peronismo no habría podido publicar un libro como éste (…) La mayoría de los periodistas y escritores argentinos llegamos (...) a considerar al peronismo como un enemigo personal. Y con sobrada razón. Pero algo tendríamos que haber advertido: no se puede vencer a un enemigo sin antes comprenderlo.

En los últimos meses he debido ponerme por primera vez en contacto con esos temibles seres –los peronistas- que inquietan los titulares de los diarios. Y he llegado a la conclusión (…) de que, por muy equivocados que estén, son seres humanos y debe tratárselos como tales. Sobre todo no debe dárseles motivos para que persistan en el error. (…) Más que nada temo el momento en que humillados y ofendidos empiecen a tener razón (…) Y ese momento está próximo y llegará fatalmente, si se insiste en la desatinada política de revancha que se ha dirigido sobre todo contra los sectores obreros. La represión del peronismo, tal como ha sido encarada, no hace más que justificarlo a posteriori. Y esto no sólo es lamentable: es idiota.

Reitero que esta obra no persigue un objetivo político ni mucho menos pretende avivar odios completamente estériles.

(…) Si se me pregunta por qué hablo ahora, habiendo callado como periodista cuando otros no lo hicieron (…), diré con toda honradez: he aprendido la lección. Pero ahora son mis maestros los que callan. Durante varios meses he presenciado el silencio voluntario de toda la “prensa seria” en torno a esta execrable matanza, y he sentido vergüenza.

PROVISORIO EPÍLOGO DE 1957

(...) Puedo decir, sin remordimiento, repetir que he sido partidario del estallido de setiembre de 1955. No sólo por apremiantes motivos de afecto familiar –que los había-, sino porque abrigué la certeza de que acababa de derrocarse un sistema que burlaba las libertades civiles, que negaba el derecho de expresión, que fomentaba la obsecuencia por un lado y el desborde por el otro. Y no tengo corta memoria: lo que entonces pensé, equivocado o no, sigo pensándolo.

(…) Si hay algo justamente que procurado suscitar en estas páginas es el horror a las revoluciones, cuyas primeras víctimas son siempre personas inocentes, como los fusilados de José León Suárez o como aquel conscripto caído a pocos metros de donde yo estaba. La pobre gente no muere gritando “Viva la patria”, como en las novelas. Muere vomitando de miedo (...) o maldiciendo su abandono (…) Sólo un débil mental puede no desear la paz.


EPÍLOGO 2DA EDICIÓN, 1964

Tras enumerar lo que consideró fracasos y logros del libro

(…) Hay otro fracaso todavía. Cuando escribí esta historia, yo tenía treinta años. Hacía diez que estaba en el periodismo. De golpe me pareció comprender que todo lo que había hecho antes no tenía nada que ver con una cierta idea del periodismo que me había ido forjando en todo ese tiempo, y que esto sí –esa búsqueda a todo riesgo, ese testimonio de lo más escondido y doloroso-, tenía que ver, encajaba en esa idea. Amparado en semejante ocurrencia, investigué y escribí enseguida otra historia (…), el caso Satanowsky. Fue más ruidosa, pero el resultado fue el mismo: los muertos, bien muertos; y los asesinos, probados, pero sueltos.

Entonces me pregunté si valía la pena, si lo que yo perseguía no era una quimera (…) Aún no tengo una respuesta. Se comprenderá, de todas maneras, que haya perdido algunas ilusiones, la ilusión en la justicia, en la reparación, en la democracia, en todas esas palabras, y finalmente en lo que alguna vez fue mi oficio, y ya no lo es.

Releo la historia que ustedes han leído. Hay frases enteras que me molestan, pienso con fastidio que ahora la escribiría mejor. ¿La escribiría?


RETRATO DE LA OLIGARQUÍA DOMINANTE (fin epílogo de la tercera edición, 1969)

(…) Hoy se puede ir ordenadamente de menor a mayor y perfeccionar, a la luz del asesinato, el retrato de la oligarquía dominante. Los militares de junio de 1956, a diferencia de otros que se sublevaron antes y después, fueron fusilador porque pretendieron hablar en nombre del pueblo: más específicamente, del peronismo y la clase trabajadora. Las torturas y los asesinatos que precedieron y sucedieron a la masacre de 1956 son episodios característicos, inevitables y no anecdóticos de la lucha de clases en la Argentina. El caso Manchego, el caso Vallese, el asesinato de Méndez, Mussi y Retamar, la muerte de Pampillón, el asesinato de Hilda Guerrero, las diarias sesiones de picana en comisarías de todo el país, la represión brutal de manifestaciones obreras y estudiantiles, las inicuas razzias en villas miseria, son eslabones de una misma cadena.
(…) Otros autores vienen trazando una imagen cada vez más afinada de esa oligarquía, dominante frente a los argentinos, y dominada frente al extranjero. Que esa clase temperamentalmente inclinada al asesinato es una connotación importante, que deberá tenerse en cuenta cada vez que se encarar la lucha contra ella. No para duplicar sus hazañas, sino para no dejarse conmover por las sagradas ideas, los sagrados principios y, en general, las bellas almas de los verdugos.



EPÍLOGO A LA EDICIÓN DE 1972


(…) Aquí había un episodio al que la Revolución Libertadora no podía responder ni siquiera con sofismas.
Ese método me obligaba a renunciar al encuadre histórico, en beneficio del encuadre particular. Se trataba de presentar a la Revolución Libertadora, y sus herederos hasta hoy, el caso límite de una atrocidad injustificada, y preguntarles si la reconocían como suya, o si expresamente la desautorizaban.

(…) La respuesta fue siempre el silencio (Ndr: tras 12 años de insistencia vía libro, artículos, proyecto en el Congreso, etc.). La clase que esos gobiernos representan se solidariza con aquel asesinato, lo acepta con hechura suya y no lo castiga simplemente porque no está dispuesta a castigarse a sí misma.
Las ejecuciones de militares en los cuarteles fueron, por supuesto, tan bárbaras, ilegales y arbitrarias como las de civiles en el basural.
 (…) Suman 27 ejecuciones en menos de 72 horas en seis lugares (…) En algunos casos se aplica retroactivamente la ley marcial. En otros, se vuelve abusivamente sobre la cosa juzgada. En otros, no se toma en cuenta el desistimiento de la acción armada que han hecho a la primera intimación los acusados. Se trata en suma de un vasto asesinato, arbitrario e ilegal, cuyos responsables máximos son los firmantes de los decretos que pretendieron convalidarlos: generales Aramburu y Osorio Arana, almirantes Rojas y Hartung, brigadier Krause.

ARAMBURU Y EL JUICIO HISTÓRICO

El 29 de mayo de 1970 un comando montonero secuestró en su domicilio al teniente general Aramburu. Dos días después esa organización lo condenaba a muerte y enumeraba los cargos que el pueblo peronista alzaba contra él. Los dos primeros incluían “la matanza de 27 argentinos sin juicio previo ni causa justificada” el 9 de junio de 1956.
(…) El pueblo no lloró a Aramburu. El Ejército, las instituciones, la oligarquía elevaron un clamor indignado. Entre los centenares de protestas y declaraciones hay una que merece recordarse. Califica el hecho de “crimen monstruoso y cobarde, sin precedentes en la historia de la República”. Uno de sus firmantes es el general Bonnecarrere, gobernador de la provincia al desatarse la Operación Masacre. Otro es el general Leguizamón Martínez, que había ejecutado al coronel Cogorno en los cuarteles de La Plata.
(…) La ejecución de Aramburu provocó una semana más tarde la caída del general Onganía, cuya dictadura ya había sido resquebrajada otro 29 de mayo por la epopeya popular del Cordobaza, y postergó momentáneamente los proyectos de sectores liberales que veían en el general ajusticiado una solución de recambio para la fracasada Revolución Argentina.
(…) En cuestión de meses los doctores liberales, la prensa, los herederos políticos canonizaron a Aramburu mediante el uso irrestricto del ditirambo y la elegía. Paladín de la democracia, soldado de la libertad, dilecto hijo de la patria, militar forjado en el molde clásico de la tradición sanmartiniana, gobernante sencillo y probo (…) No todos los partidarios de Aramburu eran tan necios (…) Como Lavalle, asesino de Borrego, habría cometido los hechos terribles que cometió bajo la influencia de consejeros solapados: bastaba cambiar el nombre de Salvador del Carril por el de Américo Ghioldi (…) Dentro de esa perspectiva es posible que Aramburu, además del monumento gorila, llegue a merecer la cantata expiatoria de un Sábato futuro.

(…) Ejecutor de una política de clase cuyo fundamento –la explotación- es de por sí antihumano (…) Aramburu estaba obligado a fusilar y proscribir del mismo modo que sus sucesores hasta hoy se vieron forzados a torturar y asesinar por el simple hecho de que representan a una minoría usurpadora que sólo mediante el engaño y la violencia consigue mantenerse en el poder.

La matanza de junio ejemplifica pero no agota la perversidad de ese régimen. El gobierno de Aramburu encarceló a miles de trabajadores, reprimió cada huelga, arrasó la organización sindical. La tortura se masificó y se extendió a todo el país. El decreto que prohíbe mencionar a Perón o la operación clandestina que arrebata el cadáver de su esposa, lo mutila y lo saca del país, son expresiones de un odio al que ni escapan ni los objetos inanimados, sábanas y cubiertos de la Fundación incinerados y fundidos porque llevan estampado ese nombre que se concibe como demoníaco. Toda una obra social se destruye, se llega a segar piscinas populares que evocan el “hecho maldito”, el humanismo liberal retrocede a fondos medievales: pocas veces se ha visto aquí ese odio, pocas veces se han enfrentado con tanta claridad dos clases sociales.

(Otra violencia se instala con Aramburu) Su gobierno modela la segunda década infame, aparecen los Alzogaray, los Krieger, los Verrier que van a anudar prolijamente los lazos de la dependencia desatados durante el gobierno de Perón.

(…) Quince años después será posible hacer el balance de esa política: un país dependiente y estancado, una clase obrera sumergida, una rebeldía que estalla por todas partes. Esa rebeldía finalmente alcanza a Aramburu, lo enfrenta con sus actos, paraliza la mano que firmaba empréstitos, proscripciones y fusilamientos.