jueves, octubre 06, 2011

QUÉ DEJÓ LA VISITA DE ALBERTO F A JUNGLA POLÍTICA

Cada vez que Alberto Fernández reaparece en los medios deja mucha tela para cortar. Ayer por la noche fue entrevistado por ese animal periodístico llamado Juan Pablo Varsky en "Jungla Política en Vivo", emitido por Canal 26. El ex Jefe de Gabinete se reafirmó "kirchnerista" en términos de pertenencia primigenia a un proyecto que considera vivo y latente, aunque no se privó de señalar como "frívolos" algunos gestos de sus integrantes: en particular apuntó contra Amado Boudou y su afición por las seis cuerdas (?). Allí me quiero detener. A partir de ese espectro genérico de sus críticas al Gobierno, enfocadas a cierto infantilismo consignista, donde, según su óptica "hay mucho de Nestornauta y poco debate", arrojó dos líneas concretas: "kirchnerismo tonto" versus "kirchnerismo racional", y la trascendencia del Proyecto K más allá de la figura de Cristina.

La distinción entre kirchnerismos posibles es la puerta de entrada a la madeja. Uno, el "tonto", el fanático, el cristinista (lo identificó claramente con una tendencia -je- que él no comparte). El otro, el "racional", el que apoya las piedras basales de la gestión pero "señala lo que está mal", lo ubicó en la figura de Juan Manuel Urtubey, tal como se lo presentó Varsky como pie de pregunta. A partir de esa separación se aguas, el palo a Boudou (indirectamente referenciado como cristinista), expresó sin rodeos que va a "sentarse a discutir" sobre el futuro del espacio que "va más allá de Cristina" y adelantó que peleará -sin determinar desde dónde- en las elecciones de 2013 donde los porteños renovarán bancas en ambas cámaras. Tampoco se privó de tirarle flores a Felipe Solá, de quien se declaró "amigo".

Sin dudas Alberto mostró las cartas con las que va a jugar en una carrera que ya se lanzó por la sucesión en el peronismo y señalamos en su momento tras la elección de Córdoba (digresión: parece un disparate mayúsculo que a días de una elección presidencial se estén hablando ese tipo de cosas). Es un hecho que gran parte de los gobernadores populistas conservadores de pertenencia pejota, con Scioli y Urtubey como cabezas sobresalientes, representan eso que Fernández define como "kirchnerismo racional", que cuenta con número, despliegue territorial (el bonaerense aceitó y reforzó contactos con intendentes del Conurbano, y de alguna manera uno podría interpretar la movida de Solá como funcional a esa estrategia), cierta organicidad y simpatía manifiesta de sectores corporativos hoy reconvertidos en oficialistas por necesidad y desierto opositor más que por convicción y amor a la patria. Por otra parte, el kirchnerismo "tonto" y por ende "irracional", encarnado en los Boudou, Mariotto, Bossio, el Evita, la temida (?) Cámpora más muchás facciones juveniles y un largo etcétera representan al Otro sector, con el que Alberto elípticamente señala que hay que sentarse a discutir (sic) para definir el futuro del Proyecto. 


La pelea es y será aún más pronunciada dentro del peronismo, más que nunca, y son varios los que ya lo manifiestan sin rodeos. Quedan muchos interrogantes. El primero, qué será del apoyo crítico progresista no pejota con Sabatella como punta de lanza, en este contexto. El segundo, qué partido jugará la CGT. El tercero, al morir el Peronismo Federal y centrarse la disputa en las vísceras del monstruo invertebrado, cómo va a ser el PRO para saltar las fronteras de la Capital Federal. Parecen palabras prematuras, pero la dinámica política argentina, y en particular el peronismo, hacen que cualquier esbozo pueda transformarse, en un santiamén, en un inútil bollito de papel a las pocas semanas. O que cualquier hipótesis, por más descabellada que parezca, se transforme en un hecho político palpable y de carne y hueso.

No hay comentarios.: