La derrota con Venezuela
duele en el orgullo más que en el presente futbolístico. Cuesta
digerir un partido como el del otro día, donde se perdió con la
famosa “Cenicienta” (que ya parecería no ser tal) de siempre en
la Conmebol. Mucho se ha escrito, y como esta nota no tiene
pretensiones de originalidad, pero sí de cierto análisis de cara a
lo que viene, considero prudente diseccionar la problemática.
El
partido
Primeros 20 minutos más
que aceptables, con circulación, interesante despliegue por los
laterales, Sosa y Di María intentando romper la línea de volantes
para que la conexión con los de arriba sea lo más limpia posible
para llegar a la zona picante. Tres o cuatro llegadas lo bastante
claras como para abrir el score. Hasta ahí, todo marchaba sobre
rieles naturales, previsibles y hasta anunciados en la previa.
Sorpresivamente, el
juego argentino cayó con el correr de los minutos en la maraña
táctica que armó ese interesantísimo entrenador que se llama César
Farías, con marcas escalonadas, los carriles libres a sabiendas de
la escasa ductilidad de nuestros hombres “por afuera”, la
apelación al pelotazo largo que desnudó una defensa impresentable,
la coordinación en el pressing desde los dos puntas hasta el bloque
medio. Se perdió intensidad, tenencia, sorpresa. Y afloró la
confusión. Las atajadas del redimido Andújar. Un gol en contra de
pelota parada con Sabella en el banco. Un espectáculo calamitoso,
donde los albicelestes se arrastraban por la cancha no pudiendo dar
un par de pases seguidos, escasa y llamativa falta de rebeldía ante
la adversidad (digresión: cortemos con el verso de la rebeldía
entendida como pegar patadas o tackles a lo Puma, pero uno imaginaba
al menos ir a la carga Barracas a puro pelotazo sólo por una
cuestión de historia y de imponer respeto), Venezuela
atacando...Fin. No es el fin del mundo pero es un tremendo llamado de
atención. No consuela la frase hueca “algún día iba a pasar”,
porque, como se dijo, insultó la falta de reacción anímica al
menos para arrollar al rival, quemar naves, prepotear a los
venezolanos. Aplausos para Farías, independientemente de su decisión
de preservar jugadores, sobre todo por cómo leyó un partido con las
limitadas armas con las que cuenta: no olvidemos que Vizcarrondo
juega en Olimpo y el Maestrico, además de un descenso fresco con
GELP, juega en la reserva de River en la PBN.
Sabella en el banco
El ex DT pincha, quien
merece tiempo y muchísimo respeto por ser un tipo probo, laburador y
muy serio, cometió varios errores tácticos y estratégicos, que a
la luz de los resultados, si bien parece una postura facilista, es la
única arma de análisis con la que contamos: es como el muerto a la
autopsia (?).
En primer término, es
cuestionable el hecho de no haber repetido esquema tras el 4-1 con
Chile, por varias razones. De movida, aún rescatando que siempre
hay que mirar exaustivamente al rival, cuesta entender por qué
no mantuvo una formación que sacó un buen resultado (con falencias
notorias en el juego durante los 90 minutos) a sabiendas que recién
se hace cargo del puesto, que todavía no existe un “grupo” con
todas las letras, que escasean las horas de entrenamiento. El cambio
de esquema dejó a la intemperie un sinfín de fallas que Farías
aprovechó como nunca. Inexplicable desde todo ángulo la posición
de Di María de doble cinco. Insostenible. Un jugador que se
caracteriza por la explosión en tres cuartos, por el traslado, jamás
puede ocupar ese puesto. Por otro lado, si bien jugaron muy mal, no
es justo caerle con todo el peso de jurados a Sosa y Rojo: es
absolutamete lógico que un DT lleve a sus “pollos”, en quienes
confía por conocimiento previo. No es ningún pecado. Sí, en todo
caso es objetable, que Sosa sea titular cuando nunca explotó fuera
de las fronteras de La Plata (y con lagunas de las grandes, ya que se
lo ha visto en muchos partidos nadar en la intrascendencia del medio
local) y hoy se desempeña en el Metallist de Ucrania (?). Lo mismo
corre para Rojo, que no tiene minutos en el Spartak de Moscú.
Luego, Sabella repitió
algo que los hinchas de Estudiantes conocen bien: la tardanza en los
cambios. El caso Pastore, digno de diván, merece párrafo aparte.
¿Qué tiene que hacer el cordobés para tener más minutos? Dicho
ésto siendo el único jugador de todos los convocados con
características creativas, verticales, capaz de asociarse con Messi,
media distancia...Es un tema que merecería un desarrollo más
exhaustivo, pero el flaco del PSG hoy es el reclamo tribunero fácil,
la queja a mano para cualquier DT ante un flojo rendimiento del
colectivo. ¿La razón? Tanto Maradona como Batista -y ahora
Sabella-, por más que hablaron maravillas de él, lo pusieron poco y
nada, y el tipo, si bien fehacientemente no ha demostrado nada del
otro mundo, sí trasladó al público futbolero algo obvio: que
sabe, que es un distinto, que es desfachatado, que es de los players
que no abundan. Banega tuvo un partido olvidable, Palacio
intrascendente. Así todo, no es válido detenerse en el uno por uno
porque pierde peso específico la lupa sobre lo colectivo, que es el
nudo del asunto.
¿Qué sacamos en
limpio?
Mucha tela para cortar
que intentaremos presentar con cierto orden para facilitar el
entendimiento, y de última, fortalecer el debate.
Hay muchos ciclos
cumplidos, con varios años de flojos rendimientos sobre sus
espaldas, así como y notables carencias en puestos claves que vienen
de arrastre. Los centrales, los laterales, y el medio campo: no es
poca cosa, son ¾ de equipo!!! La sensación que primero viene a la
cabeza al ver los partidos y la reiteración de rendimientos malos,
es que no hay imprescindibles, salvo los delanteros. La
irregularidad y la mediocridad, por ende, son regla. Andújar ataja
pésimo primero y es figura después. Banega hace una aceptable Copa
América, pero meses después es horrible (y en el intermezzo brilla
en Valencia). Otamendi se destaca contra Chile y días más tarde no
me puede marcar ni a mí. Y hay más ejemplos.
Donde la alarma suena más
fuerte es en defensa. Burdisso, y con reservas, debería ser el único
que podría integrar una lista nueva. Falta de altura, de liderazgos,
de coordinación básica, de presencia en las dos áreas. Lamentable
y preocupante. Y acá es cuando un técnico tiene que tomar
decisiones y apostar. Menudo trabajo, pero Sabella va a tener que
evaluar con mucho detenimiento cómo planificar una base defensiva
que hace agua en lo individual y grupal de miras a lo que viene. Y
ahí se corren riesgos, sobre todo con el peso de ya haber sido
derrotado, y con Venezuela. Pero si los que hay no anduvieron y no
andan, hay que formar jugadores en esas posiciones.
A vuelo de pájaro, se me
ocurre, que una solución para probar (no nos olvidemos que va a
tener mucho de eso este período) sería la de Mascherano de líbero
como hace en su club, que por velocidad de corte, por inteligencia y
conocimiento del puesto es una alternativa más que válida. Para eso
debería estar secundado de dos torres, por cuestiones físicas
evidentes. Este es el momento de probar a Federico Fernández como
uno de los stoppers. El otro podría ser ese gran proyecto de central
de Independiente, Julián Velázquez. Son dos pibes de buen físico,
con altura, personalidad y hambre. Con un Mascherano atrás, repito,
sería una variante interesante (no nos olvidemos de Mateo Musacchio,
titular en el Villarreal desde hace un tiempo, con excelentes
referencias de su paso por las juveniles, de Ezequiel Garay el
colorado Ré).
En la mitad, soprende la
ausencia de materia gris. A falta de un “cerebro” (como dijo el
propio Sabella en referencia a Verón y JRR) hay que buscar otra
pieza aunque sea similar. Podria ser un doble cinco con Ricky
Álvarez, Canteros, D'Alessandro (juega allí en el Inter desde hace
un tiempo y lo hace muy bien), Lucho González. Braña merece estar,
sabiendo incluso que muy probalemente no llegue a Brasil. No hay
mucho más. Algo parecido sucede en las bandas (no los nefastos
carriles, por favor). Sosa merece crédito, Valeri, Diego Perotti,
Enzo Pérez, Diego Villar, Maxi Moralez...si es que juegan en sus
equipos! En las puntas, la carencia de laterales es crónica. Además
de los que están, ¿quién “es”? ¿Licht? ¿Pillud? ¿Clemente,
con 32 pirulos?
En ese repaso, nos
volvemos a tropezar con algo aclarado más arriba: no hay
imprescindibles, no hay puestos con dueño. En esa madeja deberá
trabajar Sabella. Y apostar con el filo de los resultados muy cerca,
en una Eliminatoria que asoma complicada de verdad, con equipos que
han crecido mucho en algunos casos y consolidados en otros como
Uruguay y Chile, con localías fuertes y con nuestra responsabilidad
histórica de estar allá arriba. Confío en la capacidad de
trabajo de Sabella y sus colaboradores, pero es muy ardua la tarea
que tendrán que afrontar...ya mismo.
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