lunes, marzo 19, 2007

GARUPÁ, EL INCREÍBLE MUNICIPIO DE NUNCA JAMÁS

Garupá el increíble municipio de nunca jamás

:: Un paseo por la intendencia gobernada por el rovirista Ricardo Daniel Roa, donde abundan historias de nepotismo, promesas incumplidas y pago a empleados en papeles de colores.

“Había una vez una ciudad misionera, muy pero muy fantástica de nombre Garupá, donde al igual que sus cortes amigas como las de Loreto, Santa Ana, Corpus, Gobernador Roca, Puerto Piray, Iguazú y San Vicente, cualquier cosa inimaginable podía suceder”. No se confunda estimado lector. Territorios no decidió (al menos por el momento) incorporar en sus páginas domingueras relatos de literatura infantil. Se trata de otro capítulo más de la historia de los municipios manejados por los intendentes más apegados a la causa rovirista, donde coexisten con asombrosa normalidad en un cocktail increíble, el nepotismo descarnado, las obras públicas nunca finalizadas, máquinas viales que reposan en los jardines de los funcionarios, y empleados municipales que cobran en papeles de colores cambiables en un único supermercado. Señoras y señores, pasen y vean.Promesas, sólo promesasRicardo Daniel Roa asumió la intendencia de Garupá en diciembre de 2003, tras un largo período de Gobierno del actual diputado del PJ, Raúl Armando Ripoll. El caballito de batalla que esgrimió a cada minuto en la campaña preelectoral, apuntó desde un primer momento a la inversión en obras públicas y caminos bajo el paraguas de un plan quinquenal extraído del manual del peronismo primigenio. Ambas asignaturas, debido al crecimiento poblacional y territorial del municipio vecino a la capital provincial, se constituyeron en los últimos años en materias largamente pendientes para el desarrollo urbanístico. En ese contexto, Roa llegó a la jefatura comunal con un importante respaldo de la sociedad. Pero con el correr del tiempo, esa esperanza se fue transformando primero en preocupación, y luego, en decepción generalizada.Las obras a medio terminar son muchas, algunas más emblemáticas que otras. En una poderosa alocución, Roa infló el pecho y disparó, ante una audiencia radial esperanzada: “Haremos la pavimentación de dos frentes de obra en Ñú Porá, ruta 12, Alberto Roth, El Ceibo, y el Salto del Moconá, el alcantarillado, los desagües. Van a ser 3 kilómetros y medio de pavimento de las avenidas principales, que incorporará al barrio Ñú Porá al ejido urbano y le posibilitará el servicio de colectivos”. Sin embargo, la realidad muestra una cara bastante disímil a la que puede percibir un observador, con el sólo hecho de recorrer las arterias que atraviesan el “ejido urbano”. El adoquinado de la avenida Alberto Roth fue financiado por el Gobierno provincial a través de la Dirección Provincial de Vialidad, que habría enviado todas las partidas correspondientes al financiamiento de la obra hace más de dos años. Lo más llamativo del caso es que la obra no sólo quedó inconclusa, sino que se hizo mal. Los vecinos no se asombran al ver cómo las piezas de ese rompecabezas de piedra se levantan en torpes montículos a la vera del camino o cómo se ensanchan día tras días las grietas de tierra colorada. “Mirá lo que es esto. Parece como si hubieran bombardeado todas las calles”, señaló un informante, con precisión de cirujano, al cronista de este diario.Otro caso emblemático es el del Centro Integrador Comunitario (CIC) del Barrio Malvinas, que tendría que estar inaugurado desde mayo de 2006 y que todavía es un esqueleto de material rodeado de espesos pastizales. La Cooperativa Yaguareté de Posadas fue designada para construir el emprendimiento en base a una treintena de obreros beneficiarios del Plan Jefes y Jefas de Hogar, que por ocho horas de trabajo recibieron 75 pesos más a los 150 que normalmente perciben. En declaraciones a la radio local “Libre”, Celia Reyes, representante técnica de la entidad cooperativa, explicaba que los fondos provenían del Gobierno nacional, aunque contaba con el incondicional apoyo del municipio, quien se encargaba de recepcionar las remesas de dinero. “Tiene una parte de salud, una social y un salón de usos múltiples. La parte de salud estaría integrada cuando esté totalmente terminada la obra, con laboratorio de análisis de análisis clínicos, consultorios externos y tendría todos los primeros auxilios de una sala compleja”. Por supuesto, nadie en el pueblo puede explicar a dónde fueron a parar los recursos necesarios para que el mentado CIC pueda, de una vez por todas, funcionar.“Esto nunca se inauguró y falta todavía muchísimo. Los primeros seis meses se apuraban para trabajar y después nunca más. La verdad es que es llamativo que una obra así empiece y pare de golpe, con todos los anuncios que hicieron”, señalan los habitantes a la zona lindera al edificio a medio terminar.Además de los cráteres de los caminos y los emprendimientos no finalizados, otra regularidad que salta a la vista del ocasional visitante es la proliferación de verdaderos reservorios de suciedad, con yuyos que alcanzan la altura de una persona y nauseabundos charcos de agua. “Nunca tuvimos apoyo de la Municipalidad. Estamos indignados. He sacado plata de mi bolsillo para desmalezar. Está lleno de víboras, de ratas y el barrio es un criadero de mosquitos. Yo le pido al intendente que se baje de su camioneta 4 x 4 y charle con los vecinos”, descargó con rabia, María Ester del barrio 90 viviendas.Diomar, otro de los vecinos enardecidos con el intendente, criticó a la gestión municipal por “no aparecer nunca y no dar la cara. Las calles estas desastrosas. Yo pregunto dónde está la motoniveladora que compararon, la vi una vez y nunca más”. Sin embargo, este medio pudo constatar la ubicación de la famosa máquina, aunque ese episodio forma parte del segundo capítulo de esta historia.La insólita historia de la motoniveladoraA mediados de mayo de 2005, Roa junto a sus más fieles seguidores, declamó públicamente que Garupá era el único municipio del país que no contaba con un parque vial propio. Por eso, Elsa Alegre de Duré, titular del deliberativo e integrante del ala política más cercana a Roa, explicó en su momento que “en una sesión extraordinaria se pidió el apoyo de los ediles opositores porque nunca hubo un parque vial para darle respuesta a la gente y ellos lo negaron. Necesitábamos autorizar al Ejecutivo para comprarla, porque las calles están intransitables, los colectivos tienen que desviarse. Vamos a seguir trabajando hasta lograr nuestros objetivos, sólo creciendo puede crecer nuestro pueblo. Lo antes posible tenemos que salir con palas, camionetas, picos para arreglar los problemas de la gente. Era una gran oferta que no iba a superar los 120 mil pesos, casi un regalo, una máquina de 1.979 en muy buenas condiciones, muy moderna. Ahora no se puede hacer nada porque nuestro sueño se frustró al no tener el voto de los ediles opositores Carlos ‘Charly’ González y Luis Ripoll”.Cómo réplica, Roa en un acto prefabricado, anunció la gran buena nueva que palearía gran parte de los inconvenientes de los vecinos. “En esta fecha especial, como este 25 de mayo, es muy importante la significación de lo que esta ocurriendo en la Argentina, en la Provincia y en Garupá, pasos muy firmes en al construcción de nuevos caminos para superar carencias e inequidades. Tenemos el triste honor de ser el único municipio de toda la República Argentina que no tiene parque vial propio. Solicitamos su compra por medio de un crédito bancario, comprometiendo parte de nuestra coparticipación, pero los concejales se opusieron. Pero les tengo una mala noticia. La motoniveladora que nos merecemos ya fue comprada y estará el 28 de mayo en el municipio”.Roa y su gente estaban eufóricos. Era un golpe de efecto que contó con un importante respaldo de los ciudadanos. Pero la máquina no funcionó muy bien. Durante algunos meses los vecinos vieron a la pesada máquina amarilla de recorrida por los intransitables caminos del municipio, hasta que de un día para otro, desapareció misteriosamente luego de una serie de averías que imposibilitaron su funcionamiento. Hoy la motoniveladora descansa en una profunda siesta en el imponente parque amurallado del Secretario de Obras Públicas municipal, Marcelo D´Andrea, de casi una manzana de perímetro. Eso no es todo. El crédito bancario de 120 mil pesos del que hablaba Roa el 25 de mayo de 2005 para su adquisición jamás fue solventado por el municipio. Eso derivó en una causa que se tramita en el Juzgado Civil y Comercial Número 2 con el expediente 4770/06 y que inició la empresa que brindó el dinero (TM S.A.C.) contra la Municipalidad, donde se dispuso en un primer momento el embargo del famoso aparato. En estos momentos, si bien desde la empresa se negaron a brindar información a este medio, las versiones indican que Roa estaría dispuesto a encarar una especie de plan de pago para evitar un nuevo escándalo en su gestión.Papelitos de coloresRoa dijo en más de una oportunidad que los empleados de la comuna son los más afortunados de toda Misiones. Pero esa afirmación dista de ser cierta. Los trabajadores municipales de Garupá cobran un sueldo de 230 pesos, sin adicionales, incentivos y nada que se le parezca. La representación gremial, en especial la de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), es vista como agente contaminante y sometida a persecución, traslados y aprietes. Pero los municipales, entre tanta malaria, cuentan con un plus en caso de que trabajen en horarios vespertinos, que les posibilita la adquisición de un papel de color “equivalente” a 50 pesos de moneda de curso legal. El vale, recurso recurrente de los municipios feudales roviristas como Corpus y Gobernador Roca, debe canjearse en un único supermercado (“Jota Ene”) de todo el pueblo para adquirir mercaderías. El problema, denunciado por empleados que evitan dar su nombre por temor a represalias, es que desde el mercado remarcan el valor de todos los productos un 10 por ciento más. En limpio: por un mismo producto quien paga con los tickets debe abonar más que cualquier otro cliente que lo hace con dinero real. Asimismo, la maniobra tiene una contra cara positiva a diferencia de otros lugares donde el poder también practica la economía del “capanga y del mensú” en pleno siglo XXI. Una de las operatorias más frecuentes en la comercialización con vales, como denunció Territorios en ediciones anteriores, radica en el hecho de que el empobrecido cliente debe gastar hasta el último céntimo del monto detallado en el papel. Pero en Garupá, todo es posible. En un acto de consideración, “Jota Ene” entrega el “vuelto” en otro papel (sin colorear) llamado “contravale”.Juan Carlos Ilkov es el afortunado dueño del supermercado y conoce a Roa desde tiempos inmemoriales. Ambos hicieron buenas migas durante su paso por la Facultad de Ciencias Económicas. No son pocos los vecinos que lo sindican como posible socio del alcalde. El Municipio llegó a deberle 400 mil pesos, pero la cifra en la actualidad es incierta. Por otra parte, los trabajadores hartos de los papeluchos sin valor legal, no quieren verlos ni en fotografías. Tal es así que en las puertas de “Jota Ene” suele ubicarse un hombre los días viernes (cuando la comuna reparte los vales) que ofrece dinero por ellos, a razón de 30 pesos legales por 50 “jotaenes”. Durante las últimas semanas, en tanto, otro tipo de “jotaenes” hicieron su aparición en distintos barrios de Garupá. Son algo menos convencionales que lo otros, pero eso al clan Roa no le importa. A manos de los hacedores de la publicación local “La Voz de la Gente”, llegó un vale firmado y sellado por el Secretario de Acción Social y hermano del alcalde, Pablo César Roa, quien sin mencionar al portador autoriza la adquisición de mercaderías en “Jota Ene”por un monto de 70 pesos a cuenta de la Municipalidad. Nadie sabe con qué finalidad y a quiénes están destinados, porque si hay algo que Roa ha hecho en períodos preelectorales es intentar la compara de voluntades. Muchos son los vecinos que recuerdan un acto previo a los comicios del 29 de octubre, donde el alcalde en persona habría manifestado que “si no gana Rovira, todos ustedes pierden el Plan Familia”. Otra es la realidad de la familia Roa y sus amigos, no padecen las urgencias de sus coterráneos.Lo primero es la familia“Nuestro intendente se llena de plata en pocos años y nosotros vivimos sufriendo. Me da bronca lo que él tiene y su familia. ¿Y nosotros? Yo soy contribuyente desde hace 25 años, no podemos caminar ni salir a los barrios por el estado de las calles que prometió asfaltar. La plata del pueblo tiene que volver, por la necesidad de la gente. Con este hombre se equivocó el pueblo tremendamente”, denunció Héctor de Barrio Santiago en un contestador de una emisora local. Y motivos no le faltan para indignarse. Los hijos de la presidenta del Concejo Deliberante, Elsa Alegre de Duré, forman parte de los privilegiados que acceden a contratos del municipio. Nancy Lorena y Héctor Javier Duré, tienen un vínculo laboral hasta el 31 de marzo con relación de dependencia en la categoría 12 y 17 respectivamente. Don Paulo Roa es el padre del alcalde y de otros 9 hermanos, que de alguna u otra manera están relacionados con el municipio. Pablo César es el Secretario de Acción Social, Silvio Fabián está beneficiado con un contrato de locación de servicios con relación de dependencia, Don Paulo es el encargado del vivero municipal. El más grande de los Roa cuenta con una curiosa anécdota mientras se desempeñaba como empleado del Ministerio de Ecología. Sus superiores inmediatos le habrían iniciado reiterados sumarios por presunto acopio de madera, pero eso no logró desanimarlo. El padre del clan fue pasado al Ministerio de Asuntos Agrarios, aunque prestaba servicios en la municipalidad desde 2004, es decir, a poco de que Ricardo Daniel se adueñara de la comuna. Por pedido de su hijo intendente, en una nota dirigida al titular de la cartera de Asuntos Agrarios, Alex Ziegler, y fechada el 17 de febrero de 2005, solicitó “la continuidad de los servicios del agente de ese Organismo Señor Paulo Raúl Roa, Legajo Personal nº 5885, personal de Planta Permanente, quien fuera afectado a esta Municipalidad por Resolución nº 121/04 de ese Ministerio”. Los vecinos recuerdan, entre risas producto de la resignación, el regalo que los hermanos le obsequiaron a su querido padre: una hermosa casa y un flamante auto envuelto en un coqueto moño.De René Roa, otro de los integrantes de la familia real, se dicen muchas cosas en Garupá. Una fuente allegada al municipio le confió a Territorios que “acá todo el mundo comenta que es el testaferro de Daniel. Manejaría propiedades y las tres subagencias de quiniela que dicen que son de ellos”. Ricardo Daniel, el mandamás comunal, en tanto, es visto por los habitantes con ojos sospechosos. “Entró a la Municipalidad con una mano atrás y otra adelante y ahora tiene un montón de plata. Tiene una 4 x 4, un 306 diesel que es de la esposa. Dicen que se está haciendo una quinta en La Eugenia, tiene una regia casa en Santa Helena y muchos negocios están a nombre de otras personas, como las agencias, Radio Sur y una pizzería. En su entorno más íntimo, dicen que a Daniel no hay que hablarle de negocios que andan bien, porque va corriendo y pone uno”, señaló la fuente. Sin dudas, la historia de Ricardo Daniel Roa al frente de la Municipalidad, tiene ribetes disparatados y con aberrantes similitudes con los municipios-feudos más cuestionados de la provincia, donde se cometen todo tipo de atropellos contra los ciudadanos. En tanto, para revertir esta historia, dependerá del valor, la convicción y el coraje cívico de los habitantes de Garupá. Por lo pronto, colorín, colorado... ¿Este cuento se ha acabado?

2 comentarios:

Unknown dijo...

que locura todo!

Anónimo dijo...

A Garupá se la conoce como el Municipio que recauda fondos robando con multas a infracciones inexistentes a los vehículos que circulan por Rutas Nacionales.- Los Garupenses repelen al turismo regional provocando mas pérdidas que ganancias. actitud retrógrada y poco inteligente.